11.9.12

34. La ley del deseo

Riño a mi hijo cuando suspira por lo que no tiene y pretende tronos que no son suyos. Cuando se atribuye unilateralmente la propiedad de columpios públicos. Cuando se fija en lo que le falta y no en lo que ya goza.

Pero de tal astilla, tal palo. Al inicio del verano, mi estación favorita, yo ya quería otoño. Secretamente ya deseaba chimeneas y hojas rojizas. Quería viajar a Escocia y al Mar del Norte. Mis ganas de lana ya empezaban a amanecer. Parezco estar programada por temporadas avanzadas. No por vivir de la moda ni para la moda. Ni por asomo. Lo mío es un avance de temporada natural, no comercial. Un apetito por el otoño de lo más innato.

O eso creo. Porque desde hace unas semanas, después de ver la fotografía que figura bajo estas líneas, ya no sé si en el fondo soy presa perfecta de publicista. Aunque mire pero no toque.


1 comentario:

Rafael Arenas García dijo...

Muy bueno, como siempre. Me gusta mucho lo de "Mis ganas de lana ya empezaban a amanecer". Y sí, creo que eres presa de publicista, seguramente perfecta. Abrazos.