30.8.12

33. Bienvenidos al Sur

Es bueno ser uno mismo. No esconderse. No pretender ser quién no se es. Sin duda. Sin embargo, hay veces que es especialmente conveniente limar los defectos y las cutreces de uno para no caer en el peor y más triste de los ridículos. Reirnos es estupendo. De nosotros mismos, todavía mejor. Pero al tanto, no sea que demos pena.

Como no quiero creer que vivimos en un país de pacotilla, soy de las que sospecha que Cecilia es una cortina de humo. No dudo que Rajoy se habrá gastado su paga extra en gratificar a la señora para alegrar este mes de agosto árido para nuestras finanzas. Se trata de ganar semanas y el Ecce Homo está siendo un entretenimiento a la altura de nuestras necesidades.

Pero resulta que no sólo nosotros, ombliguistas, sabemos llamar la atención. Hace una hora, leía en el subtitulado de la televisión portuguesa lo siguiente: Economista da troika, vítima de carteirista em Lisboa. Sí, sí, hay quién no le teme a los hombres de negro. No sólo no les teme, sino que para que Bruselas sepa lo que es estar sin blanca, se atreve a meter mano a palo seco en bolsillo comunitario. Así, en vivo y en directo. Éso, definitivamente, es gracia con clase. 


25.8.12

32. Abracadabra

No lo neguemos, somos muy autorreferenciales.  Pocas son las personas que conozco que no truncan y enlazan historias ajenas para llevarlas a su propia vida. Reconozco ser pecadora reincidente. Dependiendo de la frecuencia y la manera con que se recorte el cuento del otro, puedes ser entretenido, fastidioso o bien totalmente repulsivo.

Fuera del 5º izquierda, llevo unas semanas autorreferenciales a tutiplén. Pero no de palabra,  sino de mente, que es más perverso. He tenido un verano pródigo en lecturas y doy por ello gracias a mi alrededor- entorno que dirían en Tele 5- por haberme permitido hundir la cabeza en historias escritas. También debo un agradecimiento a Ryanair- quizá lo único que llegue jamás a agradecerles y quizá el único reconocimiento que reciban en estas fechas- por no haberme privado en esta ocasión de traer mis lecturas bajo el pecado del kilo de más.

Mi mente alevosa ha conseguido asociar mi vida con cada uno de los libros que he consumido. He reencontrado parte de mi historia en todos ellos. Cierto es también que no he optado este año por escritores foráneos, sino por producto nacional, facilitando así la identificación. Una educación guiri y una falta de interés continuada han hecho que acumulara importantes lagunas en literatura española que trato- acaso en vano, tal es el hoyo- reparar de vez en cuando.

No sólo he compartido referencias con los autores electos sino que, hace un par de días, más allá de nuestras fronteras, abro al azar un suplemento literario de un periódico autóctono y aparece a página entera uno de los periodistas domésticos que más honro, recién traducido al portugués. Me fascinan los encuentros fortuitos en la vida, pero también sobre papel. Disfruto creyendo que ésa página- con su texto y su fotografia- se ha diseñado por artes ocultos justo antes de que yo girara la anterior. Exactamente para que yo la leyera en ese preciso momento. Vaya  ego pensarán. Yo también. Pero no me importa admitir que si es coincidencia, sólo coincidencia, absolutamente casual y fortuita, también me ha sabido a magia.