28.3.12

23. Nuestros inicios, sus mitades

Nuestros treintas son su veintes. Nuestros cuarentas, sus treintas. Nuestros inicios, sus mitades. Llegamos tarde y nos cuesta más. Hay un desfase de una década entre lo que nuestros mayores hicieron y lo que nosotros tratamos de llevar a cabo. No es nada nuevo. No es un descubrimiento. Un buen día tomas consciencia y siempre después lo compruebas. Hay pocas excepciones.

Tengo el aspecto que ellos tenían en sus veintes. Lucho por aquéllo que ellos abordaron una década antes. Solucionamos debates que ellos tenían resueltos con diez años menos. Fueron adultos antes de nuestra hora. Su realidad fue menos dócil que la que nos vio crecer a nosotros. Eran mayores. Tenían canas.

Espejo, tú que sabes, ¿porqué ese retraso? ¿porqué vivimos tanto tiempo en formol? El haber aprendido de ellos debiera habernos hecho avanzar más rápido y, sin embargo, asumimos responsabilidades con hondo desfase. No hay duda de que tenemos otras dificultades pero ¿acaso tardaron más en despertar nuestras células? ¿acaso el Estado de Bienestar nos hizo crecer a cámara lenta y no nos preparó para el aguacero de hoy? Quisiera haber corrido más, haber asumido antes, haber despertado pronto.

Espejo, tú que sabes ¿estos turbios e inseguros tiempos de ahora harán que nuestros hijos vuelvan a ser como nuestros padres?


20.3.12

22. Matrioska


Nunca he encajado demasiado. En el fondo, no está nada mal. Con los años ves que tiene su  punto. 

Allá me consideran de aquí. Por supuesto, aquí soy de allá. No estoy mal como hija, pero no soy exactamente lo previsto. La talla de mi pie no cuadra con mi altura. Embarazada, la gente de la calle pensaba que era de penalty. Mi cara de niña no casaba con el barrigón. Mi vecino piensa que debería mudarme de barrio. A uno más pijo. Por querer ascensor. Me gusta escribir pero no soy escritora. Ni periodista. Ni siquiera redactoraQuepo en una 36 pero no queda como debería. También en una 38, pero no se supone que debe caer así. Me consta que soy mejor amiga, pero en la distancia. Así que no plenamente. He trabajado aquí pero me faltaba algo. He trabajado ahí, pero no era mi sitio. Soy abogada pero nunca he ejercido. Soy madre pero odio pensar en menús. No me identifico con ninguna tribu urbana. Por supuesto, ninguna tribu urbana se identifica conmigo. Mi ropa es contradictoria y aunque me guste, a menudo no pega. Tengo muchos amigos, pero nunca formaríamos un grupo homogéneo. Pocos se aguantarían entre sí. Así que, como veis, nunca he encajado demasiado.

Y eso que mi abuela se esforzó. De su primer viaje a Rusia, cuando era yo pequeña, me trajo una Matrioska que todavía conservo. Un perfecto engranaje. Encaje por antonomasia. Una lección. Pero lo que nadie sabe es que, si bien cuando me la regaló era como todas, por mudanzas varias y azares del destino, hoy en día la Matrioska está vacía. Sólo encaja consigo misma. ¿Alter ego? Quizá. Tan sólo tiene un encaje pero a la Matrioska le encanta poder ir por libre y disfruta mezclándose con los demás.


13.3.12

21. Arreglillos


Hoy le he hecho una limpieza facial y algún otro arreglillo a un maromo. Soy de su confianza y, aunque tenso y con alguna que otra interrupción, me ha dejado hacer. Entonces, con dos pinzas en una mano, tijeras y algodones varios en la otra, he tenido empatía. Total identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro. Me ha saltado una lágrima por cada pelo extraído. He tenido los poros alterados toda la mañana por esas rojeces en pellejo ajeno. Se me han abierto las cutículas por compasión. La semana pasada también me dejaron cortarle el pelo a un menor. ¿Qué habré hecho yo para merecer tal voto de confianza? ¿Acaso el careto o la melena no es relevante y puede dejarse entre manos del primer venido? ¿Habrá alguien visto en mi áurea un brillante futuro de esteticién? Si es así, que me lo diga, sigo en busca del Santo Grial laboral.

Probablemente el haber acabado con mis manos en su masa haya obedecido sencillamente a un acto de inconsciencia, atrevimiento o enajenación mental transitoria de los dos mártires. A mí también me ocurre. Sabéis de mi inconstancia. Pocas veces me encontrareis en la misma peluquería o centro de belleza. Ese carácter aventurero que Dios me dio hace que a menudo me someta a peluqueros con crines encrespadas o esteticistas con las cejas de star treck. Abundan. Surgen. Se multiplican. Se esconden tras rótulos como Beauty & Health para confundir. Aunque no os lo creáis. 

¿Será que mi madre tiene razón? Con lo mona que tú eres, haces todo lo que puedes para no sacarte partido. No mamá, como ves todo se debe a mi espíritu inquieto. Me gusta vivir al límite y las emociones fuertes, no saber si saldré del establecimiento como Rania o como Raquel Mosquera. Además, tú me enseñaste a creer en la gente y que el hábito no hace al monje. Me gustan los actos de fe. Los míos y los ajenos. ¿Un arreglillo? ¿Alguien se anima?



7.3.12

20. Gracias por su visita


Nunca he estado en Suecia. Pero lo imagino fácilmente. La incompatibilidad térmica que algunos desarrollamos respecto a determinadas coordenadas geodésicas no me permitiría atravesar el portal. Así que mi vida en Suecia sería prácticamente como vivir siempre dentro de casa. Un 5º izquierda 7-Eleven

Vamos, lo que vengo haciendo en las últimas semanas, el tiempo que llevamos retenidos involuntariamente por un captor infeccioso que todo lo puede. Quince días haciendo puzzles, contando canicas, explotando burbujas, husmeando las obras de enfrente y viendo dibujos. Nuestra rutina vital es rica y variada. Y ese es el truco. Enlazas un día con otro cual rehén bajo la protección de tu raptor y al cabo de unos días ya no deseas salir de casa. Quieres a tu secuestrador. Puro Estocolmo. Si además se te han colado objetos godmorgon o skydda por la mirilla, puedes considerarte protagonista de una auténtica nordic way of life

Siempre creímos que nos gustaba la vida exterior. Andar, correr, pasear por las calles, por los parques, por los bulevares, por las avenidas. Ahora nos asusta. No sea que nos crucemos en el semáforo con una gastro o un piojo. Mejor que venga el médico, nos de el alta, dejemos Suecia y nos volvamos al sur. Doctor, gracias por su visita.