29.6.12

28. Efectos secundarios

Se abrió la veda. Todos a por ellas. En esta ciudad anclada en la meseta dónde lo más húmedo suele ser tu ducha, el quince de junio es una efeméride destacada. Ese día, las piscinas son las reinas del Carnaval. Abren sus plumas. Y, con ellas, llegan los efectos secundarios. Salen a relucir los bíceps musculosos de los socorristas tras meses hibernando. Para mí, demasiado ostentosos y trabajados. Surgen esos michelines sin complejos rodeados de bañadores imposibles. Auténticos ejemplos de amor propio ¡Me encantan! Se forman corralitos mañaneros, incontestables alternativas a Espejo Público. Empieza la guerra por estampar tu toalla en suelos de asfalto, cual Paseo de la Fama meridional. Destacan también batallas de Delial y otros pulverizadores, interrumpidas por alguna tregua, casi siempre amenizada por Cuore. No menosprecien, los latigazos solares de nuestra peculiar tundra no permiten nada más trascendente. Madrid en verano es una verdadera fiesta.



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