17.12.11

8. Anticonceptivos no orales


Hace algún tiempo hicimos un pacto en el 5º izquierda. Acordamos intentar no perder amistades debido a la prole. Ardua tarea. Lo estamos consiguiendo con relativo éxito.

Para evitar tales pérdidas afectivas procuramos seguir escrupulosamente un preciso código de conducta. Nuestra disciplina supone absoluto autocontrol, en ocasiones represión y establecimiento de ciertos signos de comunicación con tu pareja. La patada, por ejemplo.

En caso de no advertir el sutil puntapié de tu solícito bajo la mesa en ese momento de apertura emocional, te aventuras a ser considerado amigo anticonceptivo. No sólo eso, también cómplice en el descenso de la natalidad que acusa nuestro país. Por lo alta que puede llegar a ser la prima de riesgo para nuestra vida social, procuramos evitar excesivas referencias al mundo infantil con amigos que no lo han catado. Pero siempre hay algún desliz. O algún moco te delata.

Hay quien opta por pasar a relacionarse en exclusividad con quién ya ha procreado. Moverse en una zona de confort asegurada. Y no crean que no es tentador. Pero nos gustan los retos. No nos moverán de nuestra determinación de seguir alimentando la ilusión de que tenemos vida propia. Seguiremos pintándonos las uñas y afeitándonos detenidamente para salir, aunque eso suponga menos sueño todavía. Seguiremos yendo al cine de vez en cuando, aunque ronquemos antes de los títulos del inicio. Seguiremos adorando nuestra humilde mansión, aún cuando en cuarentena nos sintamos como en Alcatraz. Veneraremos la opción escolar que escogimos, aunque nos aporte más bacterias que aprobados. Disfrutaremos de ese paseo matinal hacia el colegio, aunque odiemos al que se queda en la cama. Repetiremos sin duda la experiencia de la reproducción, aunque las patadas nos provoquen moratones durante un lustro.

Sirvan estas líneas a modo de anticonceptivos no orales. Escritos.