19.1.12

12. La farola


Sigo odiando cosas que odiaba siendo niña. Odio insuperable. Los pasamontañas. La leche caliente. Los cuadros que no entiendo. El olor a coche nuevo. Sin embargo, de mayor he empezado a apreciar e incluso adorar algunas cosas que antes detestaba o en las que nunca había reparado. Las setas. Los quesos apestosos. Las farolas.

Éstas últimas han sido un descubrimiento tardío. Creo que empezó por gustarme la palabra. El tipo más simpático del barrio dónde vivo vende un periódico que lleva por nombre La farola delante del VIPS de turno. Cada día me regala una sonrisa, un feliz fin de semana o un ¿cómo te va? Creo que las farolas y yo empezamos a caernos bien a través de nuestro amigo en común.

Para mí siempre habían sido objetos altivos, solitarios y un tanto fríos. Sólo me habían llamado la atención por historias que de ellas había oído. Me contaban cuentos sobre la vida y milagros del sereno del barrio del centro de Barcelona dónde vivía mi familia, de cómo guardaba las llaves de toda la vecindad. Imaginaba un hombre con un llavero gigante deambulando repleto de secretos por la ciudad. Las farolas eran sus cómplices y compañeras. Más adelante, descubrí que las farolas podían aspirar a ser emblemáticas para un país. Los belgas las consideran casi seña de identidad. Por la cantidad de luces que adorna sus carreteras, cual mancha de crudo el país se distingue desde la luna. Para ellos, motivo de orgullo nacional.

A pesar de las historias, estas jirafas urbanas habían sido hasta ahora invisibles a mis ojos. Pero el mismo efecto mágico que hizo que cuando me embaracé mi vista sólo divisaba mujeres encinta, hace ahora que mis retinas sólo vean farolas y sientan fascinación por ellas. Aunque no por todas. Las hay distantes y desagradables. Pero las hay chismosas, como la que he descubierto asomando la cabeza en el balcón de mi vecina, a tres metros del 5º izquierda. Las hay que mejoran el paisaje e incluso, las de más mérito, hacen ellas solas el paisaje, como ésta con la que me topé el otro día. ¿No creen?




2 comentarios:

guille dijo...

Felicidades por el blog. Me encanta y lo leo cada vez que sale. Quiero más posts! Un abrazo.

HVF dijo...

Gracias por los ánimos Guille! Me suenas de algo ;-)