Sigo odiando cosas que
odiaba siendo niña. Odio insuperable. Los pasamontañas. La leche
caliente. Los cuadros que no entiendo. El olor a coche nuevo. Sin
embargo, de mayor he empezado a apreciar e incluso adorar algunas
cosas que antes detestaba o en las que nunca había reparado. Las
setas. Los quesos apestosos. Las farolas.
Éstas últimas han sido
un descubrimiento tardío. Creo que empezó por gustarme la palabra.
El tipo más simpático del barrio dónde vivo vende un periódico
que lleva por nombre La farola delante del VIPS de turno. Cada
día me regala una sonrisa, un feliz fin de semana o un ¿cómo
te va? Creo que las farolas y yo empezamos a caernos bien a
través de nuestro amigo en común.
Para mí siempre habían
sido objetos altivos, solitarios y un tanto fríos. Sólo me habían
llamado la atención por historias que de ellas había oído. Me
contaban cuentos sobre la vida y milagros del sereno del barrio del
centro de Barcelona dónde vivía mi familia, de cómo guardaba las
llaves de toda la vecindad. Imaginaba un hombre con un llavero
gigante deambulando repleto de secretos por la ciudad.
Las farolas eran sus cómplices y compañeras. Más adelante,
descubrí que las farolas podían aspirar a ser emblemáticas para un
país. Los belgas las consideran casi seña de identidad. Por la
cantidad de luces que adorna sus carreteras, cual mancha de crudo el
país se distingue desde la luna. Para ellos, motivo de orgullo nacional.
A pesar de las historias,
estas jirafas urbanas habían sido hasta ahora invisibles a mis ojos.
Pero el mismo efecto mágico que hizo que cuando me embaracé mi vista sólo divisaba mujeres encinta, hace ahora que mis retinas
sólo vean farolas y sientan fascinación por ellas. Aunque no por
todas. Las hay distantes y desagradables. Pero las hay chismosas,
como la que he descubierto asomando la cabeza en el balcón de mi
vecina, a tres metros del 5º izquierda. Las hay que mejoran el
paisaje e incluso, las de más mérito, hacen ellas solas el paisaje,
como ésta con la que me topé el otro día. ¿No creen?
2 comentarios:
Felicidades por el blog. Me encanta y lo leo cada vez que sale. Quiero más posts! Un abrazo.
Gracias por los ánimos Guille! Me suenas de algo ;-)
Publicar un comentario